
¿Y si cuidamos un poquito?, ¿y si cantamos, acogemos y nos dejamos?, ¿qué pasaría si miramos tiernamente lo que somos y no pretendemos, simplemente florecemos?
Es otro tiempo, otro aliento que quiere abrazar las semillas, que quiere ser y ver. Ver lo que ya no sirve, ser más libre.
Soñar, mimar, mirar atrás sin dejar de avanzar.
Y con ese mimo nos habla él, Mario Osorio Olazábal, un guardián de la Semilla. La semilla de la vida, del conocimiento. La semilla del origen, punto de encuentro entre el masculino y el femenino, lo de afuera y lo de adentro.
Mario, ¿cómo cuidaban nuestros ancestros la semilla?
En el transcurso de mis estudios sobre la sociedad Andina ancestral, encontré que sus tesoros más preciados fueron y continúan siendo: la “Semilla” y el “Agua”. Para ello proyectaron todas sus obras y actividades sociales para protegerlas y multiplicarlas en beneficio de todos los seres.
Hay que considerar que la Semilla es un depósito cíclico de información encapsulada que se activa con el Agua, para transformarse luego en planta y fruto; alimentos que el cuerpo necesita para cumplir sus funciones en esta forma de existencia.
En lo que respecta a la Semilla, se le proveyó todo tipo de atenciones y
cuidados, desde su crianza hasta su almacenaje en depósitos ubicados en todo el territorio que esta sociedad ancestral administró; pasando por terrazas de cultivo especializados con sistemas de riego eficientes, adaptación en niveles y climas diversos, distribución e intercambio.
Cada Semilla tiene la capacidad de multiplicarse en miles de semillas, lo que significa el nacimiento y crecimiento de cientos de miles de plantas para proveer gran cantidad de frutos; así, con la producción masiva de alimentos se podrá atender apropiadamente a poblaciones numerosas y bendecir la llegada de niños con prosperidad.
Parece que hoy no lo hacemos así: nos alimentamos mal, nos enfermamos, hemos perdido comunicación con la Pachamama, no atendemos con dedicación nuestros proyectos personales (vocaciones, hijos, sueños…) ¿Qué nos está pasando?
Esta situación que percibes con claridad tiene su origen en la rotura de la relación entre campo y ciudad, generada en Europa y extendida en los continentes de su influencia. Las actividades en la ciudad son tomadas como de mayor importancia, relegando a las del campo como secundarias o inferiores. En este punto es donde se produce el corte del diálogo con la Pachamama y se enarbola el lema: “La guerra del hombre en contra de la Naturaleza”. Que debe estar sujeta a los propósitos de la humanidad.
En el territorio Andino, este proceso se inicia con la captura del soberano AtaUallpa y crece exponencialmente hasta la actualidad, donde venimos experimentando las consecuencias de este grave desatino. En la ciudad los habitantes quedan desconectados de la Naturaleza y del Universo, para finalmente permanecer aislados del entorno, de la sociedad; extendiéndose a la familia con tendencias en las nuevas generaciones el evitar tener hijos. La Semilla humana ha ingresado a una etapa de descuido y pérdida de sus facultades para la procreación de niños sanos y fuertes desde su concepción.
Sin embargo, tenemos la fortuna que en el territorio Andino todavía existan comunidades que cultivan las tradiciones, donde la Semilla continúa siendo considerada como un tesoro y base para la continuidad de la vida; al igual donde la llegada de cada niño es valorada como una bendición. En ellas se mantiene un constante diálogo y respeto hacia la Pachamama o espíritu femenino que anima al conjunto de cosas del Universo; en unión con Pachakamak o espíritu masculino que ordena al conjunto de cosas que existen en el Universo. La unión de ambos hace que todo sea beneficioso para el ser humano y los seres que comparten con nosotros esta gran vivienda llamada Tierra.
Los complejos arquitectónicos andinos protegían este tesoro y ayudaban a su desarrollo. ¿Cómo nos ayuda a florecer estando en comunión con ellos?
La singularidad de la arquitectura Andina se basa en su actuación como integrador de las actividades humanas con la Naturaleza. Todos los complejos arquitectónicos cumplen la función de observatorios astronómicos y relojes cósmicos, permitiendo un diálogo permanente con los ciclos del cielo; los mismos que son los guías de todas las criaturas de la Tierra para cumplir con sus períodos de nacimiento, procreación y muerte.
A través de este diálogo con los ciclos del cielo, la sociedad Andina ancestral logró una efectiva crianza de las especies, haciéndolas más fuertes y numerosas. Recordemos las miles de miles de variedades de alimentos que lograron obtener a partir de pocas especies. Todo esto debido al trato eficiente y cuidadoso de la Semilla y del Agua, por intermedio de la construcción de terrazas o andenes para su cultivo y conservación; junto con las fuentes de Agua y el despliegue de canales de riego hasta el último rincón donde era requerido este preciado líquido.
Hay que añadir, también, la educación y compromiso de la población para el mantenimiento y desarrollo de los propósitos u objetivos como sociedad organizada; consciente que la continuidad de la vida ha de fundamentarse bajo las mejores condiciones para las generaciones presentes y venideras. Todas sus actividades giran en torno de este propósito, acompañadas de música, danzas, vestimentas engalanadas, festividades y más; creando un estado permanente de comunión con todos los seres y con uno mismo.

Acuarela de Mario Osorio
Se habla mucho de los nuevos niños, ¿qué opinas de ésto? ¿Podrían ser nuevas semillas que están llegando a la Tierra?
Es de notar que los niños que están llegando, muestran facultades muy especiales. Entre ellas tenemos su familiaridad con los dispositivos electrónicos desde temprana edad y, en especial, una capacidad para comunicarse expresando conceptos muy maduros y detectar mentiras en las personas que busquen engañarlos.
Por su intermedio nos están llegando mensajes del Universo para corregir el rumbo que nos encontramos; donde el deterioro de las relaciones entre los seres humanos ha llegado a un delicado nivel, al igual que con la Naturaleza. Como bien dices, son semillas que están llegando a la Tierra y que es necesario cuidar de ellas. Es una oportunidad que se nos entrega para recordar y retomar nuestros objetivos en esta forma de existencia.
Entrevista por: Silvia Maza
Si quieres saber más de Mario Osorio, visitar: http://mariosorio.com/ o http://eloraculodechaupin.pe/index.php